La Tierra era soledad y caos...

…, y las tinieblas cubrían el abismo. Unos 1.000 millones de años después de que esta roca de fuego se enfriara, las nubes de vapor de agua nacieron en su atmósfera. Descargaron cantidades ingentes de agua, dando lugar a un primitivo mar. En él se dieron cita descargas eléctricas y luz ultravioleta para crear las primeras moléculas orgánicas.

Millones de años después, esas moléculas solitarias y tristes se unieron en organismos unicelulares. La vida. Otros miles de años para que aprendieran a comerse unas a otras, a fabricar su propio alimento, a generar oxígeno que limpiara la atmósfera, a unirse en seres vivos pluricelulares. Y a dividirse. Tanto que tuvieron que hacerse más fuertes. Y llegó el ostracodermo, el primer pez de la Historia, cuando la vida “sólo” tenía unos 600 millones de años de experiencia.

Algunos aventureros buscaban comida cerca de la orilla. Tan cerca que terminaron por traspasar la última frontera conocida. Aparecían los anfibios, cuya tarjeta de visita la portaba el ichtiostega. 200 millones de años de exploración y primeros vuelos después, una parte de esos anfibios evolucionó a la categoría de reptil, y estos a la de dinosaurios. Moles de varias toneladas de peso que ocuparon este planeta durante 160 millones de años. Un planeta más suyo que nuestro: el australopithecus, el primer primate (ni siquiera es un humano) bípedo, apareció hace sólo 4 millones de años. Es decir, llevamos 40 veces menos tiempo aquí de lo que estuvieron los animales jurásicos.

Pero los dinosaurios no pudieron con los meteoritos y el desastre climático consecuente. Sin embargo, unos pequeños animalitos recién aparecidos, los mamíferos, lo soportaron bajo tierra. Y pasaron años y más años hasta que llegase el ya mencionado australopithecus. Después, los primeros homínidos, que empiezan a perder vello, a vestirse con pieles de otros animales, a diseñar estrategias de caza sobre la roca como primitivas manifestaciones de arte.

El resto pasa, a ojos de Gaia, con una velocidad vertiginosa. El Paleolítico y sus utensilios de piedra (hasta hace 10.000 años); el Mesolítico y la recuperación de la glaciación (los dos milenios posteriores); el Neolítico y la agricultura nómada (7.000-3.000 a.c.); la Edad Antigua, desde la escritura de las primeras civilizaciones -sumeria, egipcia- al arte grecorromano (3.000 a.c. - 476 d.c.); la Edad Media, con su epitafio en América (s. VI - s. XV); la Edad Moderna y la vuelta al arte clásico o el enlace de casi todos los continentes -unos dominados por otros, claro- (hasta el s. XVIII); la Edad Contemporánea, con la Ilustración, las Revoluciones y la creación de las Naciones-Estado -y sus respectivas guerras- (finales del s. XX).

Y un nuevo periodo, aún en pañales: la Globalización, con su ausencia de fronteras informativas, su televisión digital, sus nuevos y acuciantes problemas, sus desigualdades. Sus centrales nucleares. Sus series de televisión. Su cultura americana. Y su cerveza, siempre ahí.

Todo tan irreal, porque esta historia sólo sale de la boca de un occidental que maneja el calendario gregoriano. Nada comparado con el tiempo del Universo. Todo resumido en un minuto.

Perdonad mi atrevimiento. Es sólo una rémora de mi pasado científico.

Ale, ya me di el gustazo.